¿La bulimia tiene solución?
"Cuando estaba sumida en una espiral de dieta - atracón - vómito y vuelta a empezar, ni siquiera me paraba para hacerme esta pregunta. Había asumido que esta era mi manera de afrontar cualquier cosa que se me presentaba en la vida. Solía tapar comiendo cada emoción y mi única preocupación era que siempre tenga suficiente comida.
Era mi gran secreto. Me daba igual que estaba destrozando mi salud, lo más importante era que nadie se enterase. Había una barrera invisible que me separaba del resto de los seres humanos, porque no pude ser sincera con nadie. Me sentía falsa cuando la gente decía:
- Esta chica no come, mira que delgada.
Yo pensaba:
- Si tú supieras...
Efectivamente no comía nada delante de la gente, pero lo compensaba cuando estaba sola y cada vez me resultaba más difícil conseguir suficiente cantidad de comida.
Cuando descubrí los tratamientos nutricionales y psicológicos, por primera vez en mi vida sentí que pertenezco a un grupo de personas, que no soy un bicho raro. Pude ser sincera y me sentía comprendida y apoyada.
Después de un inicial periodo de abstinencia sufrí una recaída y entonces volvió la duda "¿La bulimia tiene solución?"
Me acuerdo de mi primera Convención Nacional. Había una chica muy guapa, con un peso saludable, y con un brillo en los ojos que me llamó la atención. Ella afirmaba que la bulimia tiene solución.
Esta afirmación, sea cierta o no, me dio mucha esperanza. Yo quería tener lo que tenía esta chica y me sentí dispuesta a cualquier cosa para conseguirlo.Utilicé todas las herramientas que me ofreció el tratamiento. Me costó un tiempo conseguir la abstinencia, pero finalmente he disfrutado de varios años de una maravillosa libertad
¿Puedo afirmar que la bulimia tiene solución? Sí y no. No es una solución, es un indulto diario. Cuando las cosas se tuercen y me vuelve a asaltar miedo u otros sentimientos negativos, mi primer pensamiento es:
- Me comería algo. Sé que intentar tapar las emociones con la comida es como echarla a un saco sin fondo - no se llena nunca. Si tengo un plan de comidas y no me dejo llevar por el impulso, puedo darme cuenta qué es lo que realmente siento y gestionar mis emociones con ayuda de las herramientas del programa.
¿Vale la pena el esfuerzo? Definitivamente sí. Gracias a este programa no solo descubrí la libertad de la compulsión por la comida. Aprendí a afrontar la vida de una manera madura y sensata, a buscar soluciones reales a mis problemas y aceptar lo que no tiene solución. En vez de pensar en posibles futuras desgracias o lamentarme del pasado, me dedico a disfrutar sin miedo día a día.
Solo por hoy, para mí la bulimia tiene solución."
Testimonio OA-usa
No necesito comer en exeso
"Ahora mismo no necesito comer en exceso, pero durante años la comida era mi mejor amiga. Comer en exceso me consolaba de cualquier disgusto, me ayudaba a no pensar en mis miedos y preocupaciones. Con la comida todo lo malo parecía como amortiguado. Los problemas seguían allí, pero yo no me ocupaba de solucionarlos, solo comía.
No quería que nadie se me acerque demasiado, no tenía amigos ni muchas relaciones con mi familia, pero no me sentía sola. Cuando me veía obligada a estar con otras personas, me esforzaba para aparentar que era otra. Nunca tenía opinión sobre nada, trataba de manipular a todo el mundo diciendo las cosas que querían oír. Quería a toda costa conseguir el aprecio y afecto que yo misma no me daba. Mi verdadero yo me parecía tan repugnante, que no me atrevía mostrárselo a nadie. Mantener las apariencias era un esfuerzo muy grande y me tenía en una tensión continua, por eso estaba deseando que llegue el momento de estar sola y comer. Necesitaba comer en exceso para sentirme relajada y a salvo.
El problema empezó cuando mi "mejor amiga" se volvió en mi contra. Era insaciable, cada vez me pedía más y más. Para evitar engordar empecé a vomitar, pero entonces la cosa empeoró, ya no tenía límite. La comida se apoderó de mi vida por completo, no podía pensar en otra cosa. Vivía con una permanente sensación de miedo, pero no era capaz de averiguar de qué tenía miedo. Al comer en exceso mi mente estaba nublada. Ya no era un placer, era una necesidad desesperada.
No me fue fácil conseguir la abstinencia. Cuando intenté dejar de comer en exceso, me di cuenta de mi total impotencia. Tuve que admitir que la sensación de falsa seguridad y apaciguamiento que me proporcionaba la comida no compensaba la esclavitud que sufría. Tomé la decisión de afrontar mis miedos y odio que sentía hacia mí misma sin la muleta de comer en exceso.
Por primera vez en mi vida dejé las apariencias a un lado y me mostré tal cómo era. A pesar de eso mi madrina, a la que conté mi inventario, no sólo no me rechazó, sino que me mostró su afecto. Entonces sentí que yo también podría empezar a quererme.
Para mantener mi abstinencia de comer en exceso necesité todas las herramientas.
El plan de comidas ha sido fundamental para distinguir entre comer para cuidarme y comer para olvidar mis problemas. Compartirlo con mi madrina, hablar sobre mis sentimientos con la psicóloga y nutricionista, leer, escribir, aplicar los pasos a cualquier problema que se me presente, me ayuda a mantener la comida en su sitio. El servicio me ayuda a superar mi baja autoestima y el plan de acción a organizar el caos que gobernaba mi vida. Para los momentos de miedo e inseguridad confío en un poder superior a mí misma, y no necesito otorgar este poder al comer en exceso.
Empecé a sentir todas las emociones: dolor, tristeza, miedo, pero también alegría y esperanza, y empecé a disfrutar de los placeres de la vida, incluida la comida. Abstinencia es lo más importante en mi vida y creo que no hay sensación más gratificante que superar la esclavitud de comer en exceso."
Testimonio OA-USA